Amalfi, tierra de navegantes y exploradores, fue la primera República Marinera italiana. En la azul serenidad del cielo y el mar, Amalfi, vista desde el puerto, parece encerrada en el hueco de una mano. Arriba, el escenario de los montes, articulado como un precioso fondo salpicado de casas.
Abajo, un pintoresco entramado de callejuelas y escalones hasta llegar a la gran plaza dominada por la Catedral, con su escalinata, su fachada polícroma y sus mosaicos dorados.
Un panorama único en el que la memoria histórica se aúna con una belleza natural incomparable.
Famosa por la maestría de sus navegantes (aquí se perfeccionó la brújula), la localidad presenta una original arquitectura árabe-normanda que le otorga una personalidad de lo más singular.